


La biomasa es el combustible que se emplea generalmente en las calderas acuotubulares para la generación de vapor sobrecalentado o en las calderas de aceite térmico para la generación de calor destinado a diferentes aplicaciones.
En este tipo de calderas, es frecuente la generación bien de elevados niveles de CO2, o bien de inquemados y humos negros, como consecuencia de una combustión con exceso o defecto de aire comburente. Por ello resulta fundamental el control en continuo de la atmósfera de combustión y la correcta regulación y supervisión tanto de la entrada de aire comburente (primario, secundario y terciario) como de la de combustible.
El continuo cambio de la condiciones de trabajo y de las características del combustible (humedad del ambiente, morfología del producto, temperatura y presión atmosféricas, etc.) hacen que este tipo de instalaciones tengan habitualmente un bajo rendimiento energético.
El control en continuo del %O2 en el hogar de la caldera puede suponer ahorros de hasta un 15% en el consumo de biomasa.